¿Has visto alguna vez una pequeña campanilla colgada debajo del radiador o parte baja de una moto normalmente custom?
Hace muchos años, en una noche fría de diciembre, un viejo motorista rugiente volvía de un largo viaje con sus alforjas llenas de juguetes y de otras baratijas que había comprado para los niños de un grupo de su casa, cerca de donde él había trabajado.
Mientras montaba a lo largo de esa noche, pensaba cuán afortunado era él en ese momento de su vida, tener un «socio» cariñoso como su moto que entendía su necesidad de vagar por las carreteras y a su vieja cacerola que no la había dejado tirado ni una vez en los muchos años ellas había compartido el camino junto con él.
Cerca de 40 millas al norte de la frontera, en el desierto alto, estaban al acecho, un grupo pequeño de «critters» conocidos como «GREMLINS DEL CAMINO».
Sabes, existen obstáculos en la carretera, tales como zapatos, palos y pedazos de viejos neumáticos y también clavos, objetos temidos por los motoristas y tantos otros objetos que influyen en el rodar de una moto, así los «GREMLINS DEL CAMINO» los aprovechan para tener una ocasión de regocijo sobre sus actos del mal.
Bien, este lobo motorista solitario entró a una curva a la luz de la Luna y los gremlins le emboscaron, haciéndo que se estrellara contra el asfalto y en el resbalón -antes de detenerse- una de sus alforjas se rompió.
Yacía ahí incapaz de moverse, cuando los «GREMLINS DEL CAMINO» de acercaron hacia él. El motorista no estaba dispuesto a entregarse y comenzó a lanzarles los objetos que traía en sus alforjas, mientras, los gremlins seguían acercándose. Finalmente, se quedó sin nada que lanzar, pero, él tenía una campana y comenzó a hacerla sonar, con la esperanza de asustar a los pequeños malvados gremlins.
A una media milla, lejos acampados en el desierto, estaban dos motoristas sentados alrededor de una fogata mientras charlaban de su día de paseo y de la libertad que sentían cuando el viento soplaba en sus caras mientras recorrían el extenso país.
En la calma del aire de la noche oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar fueron hacía donde provenía el sonido. Encontraron al viejo motorista al borde de la carretera con los “gremlins” alrededor para raptarlo, procedieron a disuadir a los “gremlins” hasta que el último se escurrió en la noche.
Estando agradecido de los motoristas, el viejo “perro del camino” les ofreció pagarles su ayuda, pero como hacen todos los motoristas verdaderos, ellos rechazaron aceptar cualquier tipo de pago. No siendo él partidario de dejar pasar un noble acto inadvertido, el viejo motorista corto dos pedazos de cuero de sus alforjas y les ató una campana a cada uno. Enseguida las colocó en cada una de las motocicletas de los motoristas, tan cerca de la tierra como fue posible.
El guerrero del camino cansado y viejo les dijo a los dos viajeros: “con esas campanas colocadas en las motos, estarán protegidos contra los “gremlins del camino” y siempre que estén en un apuro hagan sonar la campana y un compañero motorista irá en su ayuda”.
Así que cuando veas a un motorista con una campana, sabes que lo han bendecido con la cosa mas importante de la vida: “La amistad de un motorista compañero de ruta”.
Tomado de: http://cultura-biker.blogspot.com
A continuación detallamos a manera de guía y ejemplo una serie de normas de cumplimiento obligado, para el buen funcionamiento de un motoclub, las cuales deben de servir para que en este siempre exista la mayor unión entre sus miembros.
Si hay una fecha destacada en la subcultura biker esa es 1947. No se trata tanto de lo que sucedió en Hollister el fin de semana del 4 de julio, sino del efecto y la influencia que tuvo la versión que ofrecieron los medios, y posteriormente, el cine de lo sucedido. Lo que a continuación sigue es una traducción de lo que se puede encontrar en la página de los Salinas Ramblers MC que se encargaban de organizar el evento de Hollister con la AMA (American Motorcycle Asociation), acompañada de fotografías de aquellos días.
Los auténticos “Salvajes”. Los “disturbios” de Hollister de 1947
Nota para los visitantes de espiriturider.com: Estas entrevistas se llevaron a cabo a finales de 1998. Todos los participantes fueron testigos presenciales de los hechos que llegaron a ser conocidos como los “disturbios” de Hollister. Extractos de las entrevistas se publicaron en Bike Classic, pero las transcripciones completas se presentan aquí, con el fin de documentar completamente este importante evento de la historia del motociclismo.
Resumen
El 4 de julio de 1947, 4000 escapes libres entraron en Hollister. Su plan era pasar el largo fin de semana de fiesta y ver las carreras, pero la fiesta se desmadró un poco. La policía local incluso admitió que los motoristas “se hicieron más daño a sí mismos de lo que le hicieron a la ciudad”, pero la prensa explotó la historia fuera de toda proporción. Cuando los hechos fueron dramatizados por Hollywood en “El savaje” (The Wild One), la imagen que EEUU tenía del motociclismo cambió para siempre. Ahora puedes leer, lo que sucedió en realidad, en las palabras de las personas que realmente estuvieron allí.
Introducción
Al finalizar la segunda guerra mundial, la ciudad de californiana de Hollister tenía una población de alrededor de 4.500 habitantes. Las tierras de cultivo, suavemente onduladas, que rodean la comunidad eran muy adecuadas para ir en moto. En las afueras de la ciudad, en Bolado Park, a unos 10 kilómetros de distancia, y en el Memorial Park había instalaciones para scrambles (senderos), hillclimbs (ascensiones) y carreras de dirt-track.
Durante la década de 1930, Hollister había sido el escenario de carreras populares organizadas por la Asociación de Motociclistas Americanos y promocionadas por los Salinas Ramblers. Los espectadores participaban en el ‘Gypsy Tour’ organizado por la AMA y, al crecer la asistencia, las carreras del Memorial Day llegaron a ser tan importantes como la feria de ganado o el rodeo de Hollister.
Las carreras se dejaron de celebrar después de la entrada tardía de Estados Unidos en la guerra. Cuando se organizaron de nuevo en 1947, los comerciantes locales dieron la bienvenida a esa importante fuente de ingresos para la economía de Hollister.
Cuando llegó la paz, muchos soldados estadounidenses fueron desmovilizados en California y se establecieron allí. Como soldados tenían un sueldo regular, pero no encontraban en que gastarlo. En la soleada California, con dinero extra en la mano, hicieron lo mismo que cualquier lector del Classic Bike hubiera hecho. Entonces, cuando se cansaron, con lo que les sobró, compraron motos.
Los veteranos formaron cientos de pequeños motoclubs con nombres como los ‘Jackrabbits’ (Liebres), ’13 Rebels’ y ‘Yellow Jackets’ (Chaquetas amarillas). Los miembros vestían sueters del club; rodaban, bebían y se iban de fiesta juntos, y organizaban salidas informales al campo. No había ningún sentido de la territorialidad o rivalidad entre clubs.
La AMA se dio cuenta de que la guerra había relacionado a muchos estadounidenses con las motos. Los veteranos volvían con experiencia sobre la Harley Davidson WLA 45. A su regreso, la escasez de metales y combustible había animado a la gente a ir en moto en lugar de en coche. Deseando conservar estos nuevos pilotos, la AMA volvió a organizar competiciones y “Gypsy Tours” con renovado entusiasmo.
El ejército, sin embargo, no es el mejor lugar para adquirir buenos modales. Los nuevos motociclistas bebían más y eran más revoltosos que los pilotos que venían a Hollister antes de la guerra.
A partir del viernes por la mañana, miles de motociclistas se desparramaron por la ciudad, bajaron desde San Francisco, subieron desde Los Ángeles y San Diego, y otros vinieron desde lugares tan lejanos como Florida y Connecticut. Por la noche, San Benito Street estaba colapsada por las motos, con el fin de evitar que los lugareños se perdieran entre la multitud, el departamento de policía de Hollister, de siete hombres, puso unos controles de carretera en cada extremo de la calle principal.
Al principio, los 21 bares y tabernas de Hollister dieron la bienvenida a los motoristas con los brazos abiertos. Fue un buen truco colocar las motos en frente de varias tabernas. Sin embargo, los dueños de los bares se dieron cuenta rápidamente de que la multitud no necesitaba ningún estímulo adiciona y siguiendo el consejo de la policía, los camareros acordaron cerrar dos horas antes de lo normal, un intento en vano que se hizo para dejar de servir cerveza, pensando que los motociclistas probablemente no podrían permitirse el lujo de tomar alcohol más fuerte.
Desde el atardecer del viernes a la madrugada del domingo, la sobrepasada policía de Hollister (y muchos residentes perplejos) vieron carreras de aceleración de borrachos a escape libre, derrapadas, quemadas e improvisadas carreras de relevos por la calle principal. La mayoría de ellos ignoró las carreras que se estaban celebrando en el Memorial Park.
En total, se trataron por heridas en el hospital local a 50 o 60 motociclistas. Hubo el mismo número de arrestados, que fueron acusados de delitos menores como: embriaguez pública, conducta desordenada y conducción temerari, la mayoría fueron retenidos solamente durante unas horas. No hubo asesinatos ni violaciones, no hubo destrucción de propiedad, ni incendios, ni saqueos, de hecho ningún ciudadano sufrió ningún daño.
El domingo, llegaron 40 oficiales de la patrulla de carreteras de California con una demostración de fuerza y amenazas de gas lacrimógeno. Los motociclistas se dispersaron y volvieron a sus puestos de trabajo.
El San Francisco Chronicle se apresuró a contar el fin de semana salvaje de Hollister. Aunque en realidad no mintieran, las historias llevaban titulares sensacionalistas de tipo: “Devastación en Hollister” y “Disturbios… los motoristas toman la ciudad”. La pesadilla del departamento de relaciones públicas de la AMA empeoró dos semanas más tarde, cuando la revista Life publicó una foto, a página completa, de un fornido borracho balanceándose encima de una Harley con una cerveza en cada mano.
Conforme pasa el tiempo, se hace más difícil separar el mito de la realidad respecto a Hollister, no pudo haber sido tan malo, cuando el pueblo aceptó que, la AMA y los Salinas Ramblers, volvieran a organizar las carreras otra vez, tan sólo cinco meses después, los establecimientos de la ciudad dieron la bienvenida a los motociclistas (y a sus billeteras) de nuevo.
La población estaba en calma en medio de una tormenta nacional; Hollister, que era la que había vivido realmente los “disturbios”, estaba preparada para recibir a los motociclistas de nuevo, mientras tanto otras ciudades de los EE.UU., que sólo habían leído lo que la prensa había escrito, suspendieron las carreras. Además, los departamentos de policía fomentaron la idea de que bandas errantes de despiadados matones motorizados podían aparecer en sus ciudades en cualquier momento, este era un recurso especialmente utilizado a la hora de asignar presupuestos.
Cuando Hollywood en 1954 dramatizó el fin de semana Hollister en la película “Salvaje” (The Wild One), se perdió cualquier esperanza de salvar la imagen del motociclismo. En el mejor de los casos, se mostraba a los motociclistas como borrachos inadaptados y en el peor caso, como sociópatas. La única concesión de la película es la escena en que, después de un paseo en la Triumph de Marlon Brando, una hermosa, pero casta, joven cambia de opinión. Si fuera posible.
Irónicamente, la cobertura sensacionalista de Hollister en los medios contribuyó a engendrar auténticas bandas criminales de motoristas “fuera de la ley” pues una vez que el temor de la gente a los motociclistas llegó a su punto álgido, las motos resultaron irresistibles para los sociópatas auténticos. Algunos “depredadores” formaron clubes influenciados por las salvajemente exageradas representaciones en los medios de la delincuencia motorizada. Durante los 60’s, clubes como Hell’s Angels hacían parecer bueno a Marlon Brando. Desde entonces la AMA ha estado cubriéndose las espaldas a base de relaciones públicas.
Lo testigos presenciales
Bertis ‘Bert’ Lanning
Bert Lanning tenía 37 años cuando se celebró Hollister el Gypsy Tour del 47. Como mecánico de un garaje local, tuvo contacto directo con muchos de los motoristas involucrados.
“Trabajaba en Hollister, en la tienda de neumáticos de Bernie Sevenman, justo en la calle principal. Yo mismo tuve motos, una Harley del 45, y una Triumph. Ahora tengo 88 años y mi vista no es lo suficientemente buena para montar. ¡Pero todavía tengo una moto en mi garaje!
Había mucho alboroto. En aquel entonces, la cerveza siempre venía en botellas, y había alguna que otra rota en la calle, así que algunos motoristas pinchaban sus ruedas. Las traían a la tienda, bien para que se las arreglaran, bien para arreglarlas ellos mismos. En un momento había tanta gente alrededor de la tienda que los chicos se pusieron a arreglar los neumáticos en la calle, entrando y saliendo a pedir herramientas. Tal vez desaparecieron un par de herramientas. En cualquier caso, mi jefe se puso nervioso y me dijo que cerrara la tienda. Pensé que era estupendo, porque quería salir de allí y verlo todo.
Main Street estaba colapsado, pero ni de cerca tan mal como contaron los periódicos. Había un montón de tipos en el segundo piso del hotel, lanzando globos de agua. Yo no vi ninguna pelea ni nada parecido. Me gustó mucho. Supongo que a algunas personas, sencillamente, no les gustan las motos.”
Catherine Dabo
“Mi marido y yo regentábamos el hotel, que tenía también restaurante y bar. Era el primer gran rally después de la guerra. Nuestro bar tenía unos 12 metros largo, y un motorista entro con su moto por la puerta del bar, cruzó la barra, traspasó la puerta. ¡Y apareció en el vestíbulo del hotel!
Estábamos completos. Todas las habitaciones estaban ocupadas y teníamos gente durmiendo en los pasillos, en el vestíbulo, pero eran buena gente. ¡Tuvimos más problemas cualquier otro fin de semana! Nunca tuve miedo. Si te gusta la gente, gustas a la gente. Tal vez si se intenta decirles lo que deben hacer, entonces… ¡cuidado!
¡Las motos estaban aparcadas en la calle como sardinas en lata! No podía creer lo bonitas que eran algunas.
Fue genial para nuestro negocio, nos dio el dinero que necesitábamos para pagar nuestras deudas y los impuestos. Todo pagado con sus habitaciones, su comida y sus bebidas.
Ellos (la prensa) dinamitaron lo que fue. Yo ni siquiera sabía que había pasado algo hasta que leí los periódicos de San Francisco. ¡El pueblo era tan pequeño que si hubiera habido disturbios me hubiese enterado! Tenía tres hijos pequeños que vivían a pocos metros de distancia, y nunca temí por ellos. Creo que las carreras se reanudaron en el 51. Mi marido y yo siempre defendimos a los motoristas. Eran buena gente.”
Gil Armas
“Por aquel entonces, yo era peón de albañil, trabajaba para un escayolista de Los Ángeles, tenía una Harley del 36, y rulaba con los Boozefighters. Nos dejábamos caer por bares como el ‘All American’, el Firestone y el Central. La mayoría de moto clubs iban por allí, incluyendo a los 13 Rebels y los Jackrabbits.
Básicamente, ibamos a rodar. Algunos de nosotros participabamos en carreras , o nos encontramos donde hubiera eventos como relevos, drags, no había ningun evento llamado “quedarse fuera” donde todo el mundo estuviera en un gran círculo, y si conseguías pasar estabas fuera. Al principio, la mayoría de nuestras carreras eran “ilegales”, las organizábamos nosotros mismos, pero años más tarde, muchos de nosotros éramos profesionales y corríamos en la milla y la media milla (aprobadas por la AMA). Me retiré (de las carreras) en el 53.
Fui a Hollister de paseo. Un par amigos míos iban a correr. Mi moto era un caso aparte, la metí en un remolque y la llevé hasta allí. No quería perderme la diversión. Terminé durmiendo en el coche.
Empezamos la fiesta. Había tantas motos que la policía bloqueó la carretera. De hecho, ellos participaron en ello. Había cuatro de ellos en un jeep. Tuvimos una especie de tira y afloja, nosotros empujábamos en una dirección y ellos en la otra. Los ánimos se encendieron un poco cuando alguien robó el sombrero de un policía, pero todo se calmó. Había carreras en la calle y cosas por el estilo, pero la policía lo tenía bajo control.
Después, los periódicos contaron historias de como sacamos a un montón de tíos de la cárcel, pero no sucedió nada de eso. Hubo un par de arrestos, básicamente por embriaguez y desordenes -, al fin y al cabo todo lo que hicimos fue bajar y sacarles de apuros. De hecho, algunos de los clubs intentaron obligar a los periódicos a retractarse. Lo hicieron, escribieron una nota retractactándose, pero era tan pequeña que nadie la vio.
Los dueños de los bares estaban fuera de sus locales diciendo: “!Mete tu moto!”. Me metieron en el bar.
El domingo, la policía volvió con material antidisturbios, y dijo a todo el mundo que hiciera las maletas y se marchara. Al principio, nos sentamos en la acera y nos reimos de ellos, porque no había habido ningún motín, pero de todas formas nos fuimos.
En aquellos tiempos, si montabas en moto, cualquiera que montara en moto era tu amigo. Nosotros (los Boozefighters) íbamos a todas las fiestas de presentación.”
Pasión por las motos más allá de simplemente un medio de transporte o una herramienta de trabajo, somos aquellas personas q conocemos la libertad de andar en moto y la usamos como parte importante de nuestra vida, conocemos las reglas y entendemos la importancia de los implementos de seguridad, por eso los usamos. Mas q el estilo de moto o la cilindrada, es la experiencia y los kms recorridos lo q nos respalda. Viajamos y hacemos turismo en dos ruedas. Definitivamente es un concepto distinto a «motorista» por eso nunca debes llamar motorista o motorizado a un motociclista, son personas distintas.
Las cinco diferencias entre un motorista y un motociclista
En esta ocasión les vamos a hablar sobre estos dos términos que muy a menudo se confunden y es que, a pesar de que ambos se desplazan sobre dos ruedas…no son lo mismo!
Primera diferencia
Un motorista es aquella persona que utiliza la moto como un simple medio de transporte, que pasa del coche porque gracias a la moto se desplaza de manera más rápida y económica.
El motociclista sabe que el mundo de la moto no es tan solo ir del punto A al punto B de manera rápida sino del camino (y sobre todo las curvas) que hay entre ambos puntos, con abosluta responsbailidad y tiene sus documentos en orden.
Segunda diferencia
Un motorista no presta excesiva importancia a la equitación que lleva a la hora de montar en moto, es irresponsable.
El motociclista es consciente del peligro que supone montar en moto y de la importancia de equipar bien su moto (ruedas, frenos etc…) y a sí mismo. Si bien no siempre se puede ir equipado de arriba a abajo, sabe que un accidente puede ocurrir en cualquier momento y está en su mano minimizar las consecuencias utilizando un equipo e indumentaria adecuada a las circunstancias.
Tercera diferencia
Un motorista si o si debe de tener moto pero un motociclista lo es independientemente de si tiene o no moto. Un motociclista puede vivir este mundo desde el asiento trasero, desde el sofá de su casa vibrando con las carreras o girándose al escuchar la aceleración de una moto en plena calle. Ser motociclista se lleva en los genes!
Cuarta diferencia
Un motorista no tiene sentimiento de pertenencia al colectivo. Un motociclista mira por la seguridad de todos los actores viales, disfruta no solo del camino sino de todo lo que lo rodea: los piques sanos, el paisaje, las anécdotas con los compañeros…Ser motociclista es un modo de vida! Incluso tenemos nuestro propio saludo, ¿sabes cuál es?
Quinta diferencia
Y esta, ¿por qué no me la cuentas tu?
Para hablar de los origenes de este maravilloso estilo de motos que se caracteriza por ten
er una tercera rueda (para ser Trike debe tener dos ruedas en el eje trasero de la moto), debemos remontarnos nuevamente al final de la segunda guerra mundial (1945), cuando miles de soldados regresaron a casa y se sintieron incomodos en la sociedad del momento, tratando de expresar y revivir la camaradería de aquellos batallones y así comienzan a pasear en motos, reuniéndose en bares con otros veteranos y comenzando la historia de los MC de la que ya hemos hablado en otros post, sin embargo en esta parte de la historia biker los protagonistas son aquellos veteranos que llegaron a su país, a menudo con una pierna de menos, a veces sin las dos, con parálisis de los miembros inferiores, o con alguna otra merma física o mutilación, imaginaron y crearon (al principio de forma artesanal), unas motos que no lo son: los Trikes.
Para conseguir un equilibrio que no podían obtener por sí mismos, decidieron implantar en la parte trasera de la moto una tercera rueda, y encontraron en estos triciclos motorizados la puerta hacia el uso y disfrute de sus Harley Davidson a pesar de sus mutilaciones. Reviviendo así su deseo de vivir y espíritu de soldado, luego con el pasar del tiempo se mejoraron las técnicas al punto de poder ver espectaculares Trikes rodando por los mejores eventos bikers del mundo.
Una Chopper es creada removiendo o cortando «chopping» partes innecesarias de la motocicleta. Se basa en la no necesidad de elementos como un cristal, guardafangos delanteros, grandes luces, torpes direccionales, parachoques, grandes asientos, etc.? Córtalos y haz la moto lucir lisa, brillante y ligera. Los motociclistas empezaron a alargar las horquillas para que el frente estuviera más alejado de la moto. El manillar fue elevado y fue llamado cuelga monos(ape hangers). El neumático delantero se hizo mas fino y el trasero más ancho. Algunos motociclistas hasta removieron la batería y usaron un magneto para reducir peso.
El tanque de gasolina, luces delanteras, y direccionales fueron hechas mas pequeñas. Todo lo considerado innecesario fue removido. Esto hizo un estilo de motocicleta único y adaptado a cada piloto puesto que cada uno decidía justo lo que necesitaba hacerse para crear su moto deseada.
A medida que los mecánicos empezaron a darse cuenta, más talentosos diseñadores comenzaron a construir Choppers y su trabajo empezó a ser mas buscado. Un individuo ya no necesitaba hacer el trabajo por si mismo, solo expresar lo que deseaba a un diseñador y él hacia el resto. Arlen Ness fue uno de los primeros y más reconocido diseñador.
En la década de 1990 el movimiento de las Choppers fue revitalizado. Aunque Harley-Davidson es mas conocido en el mundo de las motocicletas, hay muchas otras marcas que la gente usa para construir Choppers. A muchos dueños de Choppers, es el producto final lo que les importa, no la misma marca, aunque siempre habra un segmento que solo querrá Harley.
Las Choppers empezaron porque los motociclistas estaban insatisfechos con lo que Harley-Davidson estaba produciendo. En lugar de abandonar H-D, hicieron un diseño más aerodinámico removiendo exceso de equipo y modificando el motor, horquilla y la suspensión. El resultado fue una moto personalizada parecida a la moto que aparece en “Easy Rider”
La evolución de la motocicleta continua. Las nuevas motocicletas son mas y más sofisticadas llenas de accesorios, y la Chopper continua prosperando y buscando un diseño más simple y minimalista que solo las Choppers pueden proveer.
Anteriormente todos los “Bikers” tenían un lazo en común, que consistía en un código de ética y comportamiento que iba más allá de las palabras y se basaba en el respeto y su forma de comportarse. Este código nunca se escribió ni hubo necesidad de que este se escribiera…
Pero los tiempos están cambiando y cada vez aparecen nuevos motociclistas. Y en realidad no hay nada malo en ello siempre y cuando esos nuevos motociclistas aprendan a respetar el código que nos rige, de la misma manera que lo hacemos quienes hemos sido Bikers por más tiempo.
El ser un Biker implicaba hacer uso de tu creatividad para transformar una maquina destartalada en una pieza única y deslumbrante. Los Bikers vestíamos ropa de piel manchada de grasa porque sabíamos que debíamos vernos amedrentadores para ser respetados en la carretera. Los Bikers pertenecíamos a una clase solitaria y carecíamos de un sindicato o grupo de apoyo. Teníamos que aprender a sobrevivir en nuestro propio mundo, contra las reglas, contra la sociedad, contra lo que estaba establecido y contra circunstancias desfavorables.
Logramos esta sobrevivencia gracias al “Código Biker” y como dijo un hermano Biker: “…a nosotros los viejos Bikers nos corresponde educar a los nuevos motociclistas, porque; ¿de qué otra forma van a aprender a distinguir entre un casco y una gorra?” Y es en base a esto, que nos permitimos presentarles los puntos básicos de “El Código Biker”.
Pongan atención hermanos y hermanas porque nuestro Código es sagrado, basado en el respeto y el honor y no ha existido algo igual desde los viejos tiempos de los caballeros:
Y ahora bien, revisemos de nuevo esto. Son Bikers, modernos caballeros del camino. Protejan al desvalido, caminen con la cabeza en alto y sintiendo orgullo. Su palabra es su enlace o vínculo con lo que les rodea. Manténganse firmes y NO permitan que les falten al respeto. La vida no es un juego.
Ahora salgan y rueden. Si no se sienten seguros; salgan y rueden. Eso es lo que hacemos los Bikers: rodar. Si desean salir a rodar usando una camisa hawaiana de colores brillantes y tenis háganlo, pero recuerden que aunque no les importa verse como tontos, al menos no deben actuar como tontos.
Estos mandamientos son solo unos cuantos, del amplio espectro de las pinceladas que forman un cuadro. Ser Biker implica mucho más que el hecho de comprar una motocicleta. Quien solo compra una motocicleta y la usa no es más que un motociclista o motero.
Ser Biker implica adoptar una forma de vida, una orgullosa forma de de vida que mantenemos en alta estima y va a la par con una gran pasión por transitar libremente a lo largo del camino…
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