Me gusta que me dé el viento en la cara
Montado en mi caballo de acero
De noche, de día, de madrugada,
Me gusta ser un quijote, motero.
Me gusta oír el ruido de la biela
Por pistas, carreteras y senderos.
Me gusta ver salir la luna llena,
Redonda, como las ruedas que llevo.
Si el tiempo, compañero de la vida,
Se para en una curva del camino,
Que el sol funda mi cuerpo en el acero
Porque soy caballero del destino.
A lomos de rocinante volaré,
Y si acaso algún día se desboca,
Con todas mis fuerzas cantaré:
«YO FUI MOTERO Y NOS ENCONTRAREMOS EN LAS CURVAS DEL CIELO»