Se somete al gran mito de la moto
y es rodar su «deporte» favorito;
de la rueda y el ruido hace su rito
y del riesgo y del reto es un devoto.
De montura metálica es piloto
y así rueda tal raudo meteorito,
convirtiendo la calle en circuito
donde escupe su escape el alboroto.
La calzada es asfáltico tapete
donde apuesta su vida cada dia
con su moto por mítico juguete.
Esclavo de febril motolatría,
se transforma este ser en un cohete
que hace trizas la paz y la armonía…
Wenceslao Mohedas Ramos