Me gusta que me dé el viento en la cara
Montado en mi caballo de acero
De noche, de día, de madrugada,
Me gusta ser un quijote, motero.
Me gusta oír el ruido de la biela
Por pistas, carreteras y senderos.
Me gusta ver salir la luna llena,
Redonda, como las ruedas que llevo.
Si el tiempo, compañero de la vida,
Se para en una curva del camino,
Que el sol funda mi cuerpo en el acero
Porque soy caballero del destino.
A lomos de rocinante volaré,
Y si acaso algún día se desboca,
Con todas mis fuerzas cantaré:
«YO FUI MOTERO Y NOS ENCONTRAREMOS EN LAS CURVAS DEL CIELO»
¿Has visto alguna vez una pequeña campanilla colgada debajo del radiador o parte baja de una moto normalmente custom?
Hace muchos años, en una noche fría de diciembre, un viejo motorista rugiente volvía de un largo viaje con sus alforjas llenas de juguetes y de otras baratijas que había comprado para los niños de un grupo de su casa, cerca de donde él había trabajado.
Mientras montaba a lo largo de esa noche, pensaba cuán afortunado era él en ese momento de su vida, tener un «socio» cariñoso como su moto que entendía su necesidad de vagar por las carreteras y a su vieja cacerola que no la había dejado tirado ni una vez en los muchos años ellas había compartido el camino junto con él.
Cerca de 40 millas al norte de la frontera, en el desierto alto, estaban al acecho, un grupo pequeño de «critters» conocidos como «GREMLINS DEL CAMINO».
Sabes, existen obstáculos en la carretera, tales como zapatos, palos y pedazos de viejos neumáticos y también clavos, objetos temidos por los motoristas y tantos otros objetos que influyen en el rodar de una moto, así los «GREMLINS DEL CAMINO» los aprovechan para tener una ocasión de regocijo sobre sus actos del mal.
Bien, este lobo motorista solitario entró a una curva a la luz de la Luna y los gremlins le emboscaron, haciéndo que se estrellara contra el asfalto y en el resbalón -antes de detenerse- una de sus alforjas se rompió.
Yacía ahí incapaz de moverse, cuando los «GREMLINS DEL CAMINO» de acercaron hacia él. El motorista no estaba dispuesto a entregarse y comenzó a lanzarles los objetos que traía en sus alforjas, mientras, los gremlins seguían acercándose. Finalmente, se quedó sin nada que lanzar, pero, él tenía una campana y comenzó a hacerla sonar, con la esperanza de asustar a los pequeños malvados gremlins.
A una media milla, lejos acampados en el desierto, estaban dos motoristas sentados alrededor de una fogata mientras charlaban de su día de paseo y de la libertad que sentían cuando el viento soplaba en sus caras mientras recorrían el extenso país.
En la calma del aire de la noche oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar fueron hacía donde provenía el sonido. Encontraron al viejo motorista al borde de la carretera con los “gremlins” alrededor para raptarlo, procedieron a disuadir a los “gremlins” hasta que el último se escurrió en la noche.
Estando agradecido de los motoristas, el viejo “perro del camino” les ofreció pagarles su ayuda, pero como hacen todos los motoristas verdaderos, ellos rechazaron aceptar cualquier tipo de pago. No siendo él partidario de dejar pasar un noble acto inadvertido, el viejo motorista corto dos pedazos de cuero de sus alforjas y les ató una campana a cada uno. Enseguida las colocó en cada una de las motocicletas de los motoristas, tan cerca de la tierra como fue posible.
El guerrero del camino cansado y viejo les dijo a los dos viajeros: “con esas campanas colocadas en las motos, estarán protegidos contra los “gremlins del camino” y siempre que estén en un apuro hagan sonar la campana y un compañero motorista irá en su ayuda”.
Así que cuando veas a un motorista con una campana, sabes que lo han bendecido con la cosa mas importante de la vida: “La amistad de un motorista compañero de ruta”.
Tomado de: http://cultura-biker.blogspot.com
A continuación detallamos a manera de guía y ejemplo una serie de normas de cumplimiento obligado, para el buen funcionamiento de un motoclub, las cuales deben de servir para que en este siempre exista la mayor unión entre sus miembros.
Pasión por las motos más allá de simplemente un medio de transporte o una herramienta de trabajo, somos aquellas personas q conocemos la libertad de andar en moto y la usamos como parte importante de nuestra vida, conocemos las reglas y entendemos la importancia de los implementos de seguridad, por eso los usamos. Mas q el estilo de moto o la cilindrada, es la experiencia y los kms recorridos lo q nos respalda. Viajamos y hacemos turismo en dos ruedas. Definitivamente es un concepto distinto a «motorista» por eso nunca debes llamar motorista o motorizado a un motociclista, son personas distintas.
Las cinco diferencias entre un motorista y un motociclista
En esta ocasión les vamos a hablar sobre estos dos términos que muy a menudo se confunden y es que, a pesar de que ambos se desplazan sobre dos ruedas…no son lo mismo!
Primera diferencia
Un motorista es aquella persona que utiliza la moto como un simple medio de transporte, que pasa del coche porque gracias a la moto se desplaza de manera más rápida y económica.
El motociclista sabe que el mundo de la moto no es tan solo ir del punto A al punto B de manera rápida sino del camino (y sobre todo las curvas) que hay entre ambos puntos, con abosluta responsbailidad y tiene sus documentos en orden.
Segunda diferencia
Un motorista no presta excesiva importancia a la equitación que lleva a la hora de montar en moto, es irresponsable.
El motociclista es consciente del peligro que supone montar en moto y de la importancia de equipar bien su moto (ruedas, frenos etc…) y a sí mismo. Si bien no siempre se puede ir equipado de arriba a abajo, sabe que un accidente puede ocurrir en cualquier momento y está en su mano minimizar las consecuencias utilizando un equipo e indumentaria adecuada a las circunstancias.
Tercera diferencia
Un motorista si o si debe de tener moto pero un motociclista lo es independientemente de si tiene o no moto. Un motociclista puede vivir este mundo desde el asiento trasero, desde el sofá de su casa vibrando con las carreras o girándose al escuchar la aceleración de una moto en plena calle. Ser motociclista se lleva en los genes!
Cuarta diferencia
Un motorista no tiene sentimiento de pertenencia al colectivo. Un motociclista mira por la seguridad de todos los actores viales, disfruta no solo del camino sino de todo lo que lo rodea: los piques sanos, el paisaje, las anécdotas con los compañeros…Ser motociclista es un modo de vida! Incluso tenemos nuestro propio saludo, ¿sabes cuál es?
Quinta diferencia
Y esta, ¿por qué no me la cuentas tu?
Para hablar de los origenes de este maravilloso estilo de motos que se caracteriza por ten
er una tercera rueda (para ser Trike debe tener dos ruedas en el eje trasero de la moto), debemos remontarnos nuevamente al final de la segunda guerra mundial (1945), cuando miles de soldados regresaron a casa y se sintieron incomodos en la sociedad del momento, tratando de expresar y revivir la camaradería de aquellos batallones y así comienzan a pasear en motos, reuniéndose en bares con otros veteranos y comenzando la historia de los MC de la que ya hemos hablado en otros post, sin embargo en esta parte de la historia biker los protagonistas son aquellos veteranos que llegaron a su país, a menudo con una pierna de menos, a veces sin las dos, con parálisis de los miembros inferiores, o con alguna otra merma física o mutilación, imaginaron y crearon (al principio de forma artesanal), unas motos que no lo son: los Trikes.
Para conseguir un equilibrio que no podían obtener por sí mismos, decidieron implantar en la parte trasera de la moto una tercera rueda, y encontraron en estos triciclos motorizados la puerta hacia el uso y disfrute de sus Harley Davidson a pesar de sus mutilaciones. Reviviendo así su deseo de vivir y espíritu de soldado, luego con el pasar del tiempo se mejoraron las técnicas al punto de poder ver espectaculares Trikes rodando por los mejores eventos bikers del mundo.